miércoles, 10 de noviembre de 2010

Difama que algo queda

Las batallas comerciales entre diferentes países han llevado de forma recurrente a la aprobación para las importaciones de medidas restrictivas de dudosa legalidad, basadas en supuestos riesgos sanitarios o veterinarios. Es fácil recordar vetos como el del porcino o los cítricos en EEUU, y también otros recíprocos en la UE. Sin embargo hay otras acciones todavía más dañinas que son acometidas por organizaciones privadas en defensa de sus propios sectores. El caso más reciente lo encontramos en Estados Unidos, donde la Universidad de Davis en California junto con el Laboratorio de Investigación de Aceites de Australia han elaborado un informe en el que ponen en entredicho la calidad de los aceites de oliva virgen extra de nuestro país. El sector español se ha apresurado a rebatir estos argumentos, con datos tan contundentes como que los procedimientos de análisis no están homologados por el Comité Oleícola Internacional, que las muestras se tomaron en muy escasos puntos de venta o que el producto analizado llevaba varios meses en los lineales.
Por un lado, igual que sucedió en el caso del vino, en Estados Unidos hacen caso omiso de las organizaciones internacionales, cuando sus posiciones no concuerdan con sus intereses. Por otro lado, no sólo se defiende el pequeño sector olivarero estadounidense a costa del español, sino que se da pie a que otros países productores como los del cono sur, se acojan a esta coyuntura para frenar las exportaciones españolas a su mercado. Hay que recordar que el mercado exterior del aceite español ha crecido año tras año hasta alcanzar las 790.000 toneladas en 2009/2010.
Se trata en todo caso de una situación preocupante en la que España, como gran potencia olivarera, debe actuar con contundencia y buscar el apoyo de otros Estados y organizaciones, e incluso de la propia UE. Es cierto que no se trata de una estrategia que haya partido desde la administración americana, por lo no corresponde acción directa, pero seguro que se pueden acometer gestiones de otro calado para que el propio gobierno estadounidense aclare el tema y limpie la imagen de este producto.

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